martes, 11 de octubre de 2011

Cargo lo que escribí la primera vez en el blog. Al final hay una foto del trabajo que hizo mi hermano Gabriel en una remera mía con el poema de mamá. Ya saben... debajo hay un ícono que dice comentario... comenten.



Reflexión sobre las artesanías

Buenos días!!!

Aquí va algo que me gustaría compartir. Tengo la imagen de mi madre trabajando con sus manos mientras yo, un niño pequeño, la observaba maravillado de ver cómo cualquier cosa que caía en su poder se transformaba en algo nuevo y maravilloso. Siempre traté de imitarla, pero el pedazo de cartón que agarraba, después de trabajar en él, seguía siendo un pedazo de cartón. La piedra seguía siendo piedra, la tela, tela.Entonces me desilusionaba y no quería seguir. Me prometía no tratar más. Pero no podía, a la larga, abandonar eso que tanto me gustaba: trabajar con las manos. Así que volvía a intentarlo. Miraba cómo ella trabajaba y la imitaba.Un día tocaron el timbre. Era una maestra que venía a pedirle un trabajo. Debía construir una maqueta de una casa para presentarla en una feria de ciencias. La misma debía representar una edificación propensa a albergar a la temible vinchuca, un insecto que contagia el mal de chagas. Fue una sorpresa para mí que me dijera -"Ayudame y te pago"-Buscamos una base, ramas pequeñas pero firmes, paja, hicimos barro, y construímos una maravillosa casita de barro con techo de paja. Sentir como esos materiales se transformaban en esa representación en miniatura de una casa me fascinó por completo. La maqueta fue un éxito, y yo supe que quería hacer artesanías por siempre. Al principio le pedía a mamá muchos consejos sobre el tema, hasta que un día tomé entre mis manos un pedazo de bambú, y mientras lo sostenía y lo miraba, se representó en mi mente la imagen de una artesanía hecha con ese mismo bambú. Allí supe que tenía la capacidad (aunque pequeña), de crear artesanías, de sentirlas.

Mamá escribió este poema que representa exactamente lo que siento,(¿no les dije? también es escritora):

Tejo,
y al mirar sin querer mis manos
veo ante mí las hacendosas manos de mi madre.

Escribo,
y al mirarlas, las manos de mi padre 
aparecen ante mí como un ensueño.

Acaricio,
y se que son mías, porque siento.

Son mis manos,
son las de ellos,
y al final
soy lo que fueron.

Las artesanías son parte de mi vida. Mi vida se la confío a mi madre, la Gran Artesana. Ella siempre supo moldearla.


Lapiceras, otra vez...

 Estoy probando la técnica con porcelana fría. Todavía no le agarré la mano, pero ahí voy!!! Ya lo voy a lograr.

Casa Alta Productos Artesanales: Lapiceras, más lapiceras.

Casa Alta Productos Artesanales: Lapiceras, más lapiceras.: Estas tienen un osito.

Llavero y pastillero

Me pidieron un llavero y se me ocurrió usar unos pedazos de caña de bambú que me habían quedado. Ya veré que otros modelos voy a crear.

Aquí ambos en detalle


El llavero es un aceitero, o bien puede ser un perfumero.


Pastillero

Casa Alta Productos Artesanales: Lapiceras, más lapiceras.

Casa Alta Productos Artesanales: Lapiceras, más lapiceras.: Estas tienen un osito.

domingo, 2 de octubre de 2011

Lapiceras, más lapiceras.



Estas tienen un osito.

Con rollitos de papel

Un tarro de duraznos, rollitos de papel, servilleta, cola vinílica, un poco de pintura, unas florcitas de cerámica fría artesanal y... ¡Toda una obra de arte!


                                                     
                                                   
Ya tengo hasta empleadas!!! 

Miren la cara de concentración de Danielita!!! Ya es una artesana experta. Todo indica que las cosas siguen su curso.


Esta artesana es mía.

Mis mejores artesanías




¡Qué más puedo decir!
¡Sí! Es verdad que tengo mucha inspiración, muchas ideas  geniales para realizar artesanías. Pero la verdad, lo que me falta es el tiempo suficiente para realizarlas.
Corto una caña para hacer un porta-sahumerios y en ese momento escucho que Jonás me grita: ¡Papá, tete, am! (léase “leche”, “comida”). Dejo la caña, pongo a calentar el agua, cargo la mamadera con leche en polvo y azúcar. Cuando el agua está lista, mezclo todo y se la doy. Cuando tomo las herramientas para seguir con la caña… de nuevo: “¡--Papito, tuto!”. Dejo las herramientas, enfrío la leche, se la entrego de nuevo y procedo con mi tarea. Al rato, me percato del profundo silencio, y encuentro que el “Elemento” llamado Jonás está dormido en el piso de la cocina con la mamadera al lado .Me conmuevo, dejo todo, lo levanto y lo llevo a la cuna.
Bajo las escaleras lentamente para no hacer ruido, me siento nuevamente a trabajar y cuando pasan apenas unos minutos, escucho otro prototipo de voz masculina gritando: “¡Papá! ¡Hay una araña en el baño!” Es Miguelito que le teme terriblemente a ese bicho terriblemente malvado y asesino (según él). Voy, saco la araña, dejo a mi hijo tranquilo en el baño y vuelvo calladamente al trabajo tratando de recordar dónde iba a perforar esa caña… ¡¡¡Pá, no hay papel!! Dejo la caña, corro al almacén de la esquina y vuelvo con la mayor urgencia posible.
¿Qué era lo que estaba por hacer con ese bambú?
Tomo en una mano el taladro y en la otra el serrucho. ¿A ver? ¿Qué era? ¿Corte o agujero?
Y ahí sobre el pucho…  “¡Papá, vení!-¡¿Qué querés Daniela?!-¡Vení!-¡¿Para qué?!-¡Vení rápido!-¡Si no me decís para qué, no voy!-¡Dale, rápido, vení, vení! ¡Dale pá!” (Voy subiendo las escaleras otra vez) “¡¿Qué querés hija?!” (un poco fastidiado ya) “¿Vos sabías que a la Guada le gusta Facundooooooooooooooo?-¡Ay Dany!, ¡Hace horas que trato de hacer un… un… ¡una cosa!, ¿y vos me llamás para esto?-¡bueno pá, vos también!”
Bajo por enésima vez esa escalera (mirá vos, tenía once escalones), y me siento frente a ese bambú y me pregunto ¡¡¡¡¿Qué hace esta caña en la mesa?!!!!
¡Y bueno! No sólo soy artesano. También soy padre. Y esos tres…
¡Qué más puedo decir! ¡Son la mejor artesanía que hicimos con mi esposa!